¿Estás cansada del color de tus paredes? ¿Hace tiempo que tu casa no recibe una mano de pintura y ya se nota el paso del tiempo?
Pintar las paredes de casa es una labor que muchas personas prefieren hacer ellas mismas en vez de contratar a un profesional, ya que supone un ahorro importante. Eso sí, si no quieres que la experiencia se alargue y termine siendo un desastre, conviene recordar estos consejos.
- Prueba la pintura antes de decidirte. La mayoría de colores oscurecen una vez secos, por eso merece la pena esperar uno o dos días antes de tomar una decisión si te vas a salir de clásico blanco.
- Decide el orden en el que pintarás las habitaciones, teniendo en cuenta el tiempo que necesitas para mover muebles y para que se seque la pintura.
- Haz todos los retoques en las paredes antes de empezar. Lijar, arreglar grietas, tapar agujeros, quitar clavos… haz un repaso a cada habitación sin esperar al último momento. Si no es necesario reparar, puede que sí tengas que limpiar para que la pintura agarre bien.
- No escatimes en protección. Aunque pienses que tienes buen pulso, un resbalón o movimiento accidental puede hacer que termines pintando lo que no quieres. Hazte con una buena cantidad de cinta de carrocero y de papel o cartón para el suelo antes de empezar.
- De arriba para abajo. Empieza siempre por el techo y continúa por las paredes, aplicando la pintura en primer lugar en la zona más alta.
- Respeta los tiempos de secado. Las prisas no son buenas a la hora de pintar. Espera siempre las horas recomendadas entre una capa y otra. El número de capas puede variar, ya que depende del estado de la pared, del color elegido y de la calidad de la pintura.
- Compra siempre pintura de más. Siempre es necesario hacer retoques y no hay nada que más moleste que no volver a encontrar el color exacto que compraste.