Son muchos los motivos por los que apostar por las alfombras para decorar el hogar. Para empezar son agradables y resulta reconfortante caminar por ellas en vez de por el frío suelo.
También aíslan del ruido, y en las casas con niños pequeños son ideales porque no están todo el tiempo en contacto con el suelo cuando están jugando.
Y no podemos pasar por alto que las alfombras completan cualquier ambiente, ya sea un salón, un dormitorio o un pasillo.
A la hora de elegir las alfombras de casa hay que tener en cuenta tres factores:
- Materiales y largura del pelo
- Colores
- Tamaño
Las alfombras de pelo largo son gustosas y cálidas, pero exigen una mayor limpieza. Por eso no son adecuadas en zonas de mucho tránsito.
Si estás buscando una alfombra para el salón, mejor escoge una de pelo corto.
En el dormitorio sí se aconsejan las alfombras de texturas o pelo largo, ya que hay menos posibilidades de que se ensucien.
Para elegir el color de la alfombra hay que considerar el tono del suelo, las paredes y el mobiliario. Si la decoración es limpia y sencilla, con tonos neutros, puedes permitirte añadir color con la alfombra o apostar por algún estampado.
Si por el contrario los muebles tienen colores más fuertes, la alfombra debe ser clara para que el resultado no sea cargante.
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Ten en cuenta también que si tu suelo es muy oscuro, la alfombra debe tener un tono claro para que destaque.
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En cuanto al tamaño, has de considerar el tamaño de la sala y los muebles que van a ir encima, ya que debe sobresalir un poco. Sobre todo si estamos hablando de una alfombra de un comedor, piensa que las sillas se desplazarán, y deben estar siempre encima de ella. En ese caso la alfombra tiene que sobresalir lo suficiente, entre 50 y 75 centímetros a cada lado.
